"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene Vida eterna y yo lo resucitaré en el último día".
Juan 6, 54
Hoy la Iglesia celebra a Dios, verdadero hombre y verdadero Dios, que se ha quedado con nosotros en el pan de la Eucaristía.
Este hecho, no puede ser explicado por la inteligencia. La inteligencia no está preparada, no por defecto, sino por el exceso de luminosidad de Dios. Y es la fe, la que da respuestas. Jesús que caminó junto al hombre, luego de su entrega de amor en la cruz, se queda, en la Eucaristía, como cuerpo glorificado, para alimentarnos.
Recibir la Comunión, o hacer una Comunión espiritual, es el alimento que debemos recibir, para que el Señor, dentro nuestro vaya transformando, nuestro corazón, hasta hacerlo parecido al suyo. Si nos dejamos modelar por Él, seremos capaces de extender nuestras manos al servicio del hermano y con su Gracia, tendremos la Vida eterna.
Señor, danos siempre de este pan ! Gracias por este don!
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