"Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí".
Hemos salido de las manos amorosas de
Dios y necesitamos alimentarnos de su amor para vivir en plenitud. Jesús, se
hace hombre, para asumir nuestra realidad y hacerse comida espiritual, dándonos
su Cuerpo.
Jesús nos da su Cuerpo, para
transformarnos y divinizarnos. Mientras estamos en esta vida peregrinamos y tenemos las primicias de la
Vida Eterna, la Eucaristía, el Pan de Vida.
Señor dame tu Pan de Vida. Creo en tu
presencia en la Eucaristía, donde estás en cuerpo, alma y divinidad.
¡Jesús, dame tu Cuerpo y transfórmame
para que sea uno contigo!
Virgen María, guíanos!
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