Juan 2, 15
Nos llama la atención ver a un Jesús tan enojado, pero el celo por su Padre, lo hace actuar contra el negocio, simbolizando que con Dios no se negocia. No hay trueque, no sirven nuestras promesas, ni la religión es un paraguas protector de los males del mundo.
Dejémonos amar por Dios. No hagamos de la Iglesia un comercio que "limpie" y "purifique" conciencias, seamos constructores, servidores y amemos a los hermanos, especialmente a los que están alejados, están solos, erraron el camino y sufren. Encontrar al Señor es una Gracia. Que este tiempo de Cuaresma, nos acerque al Señor!
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:Agrupación de esposas cristianas. Argentina