Entonces se le acercó un leproso, para pedirle ayuda, y cayendo de rodillas , le dijo: si quieres puedes purificarme. Jesús conmovido extendió la mano diciendo: Lo quiero, queda purificado. Enseguida la lepra desapareció y quedó curado..
Marcos 1 40-45
Qué delicadeza la de Jesús de preguntar:¿qué puedo hace por ti? Que responderíamos hoy? cuál es nuestra lepra? la que nos duele, nos enferma, nos aleja de todos, nos hace vivir solos!.
También vemos la humildad del que pide. nosotros, en nuestro diálogo con el Señor, le decimos " si quieres? Si es conveniente para mi vida? o siempre le decimos a Dios lo que tiene que hacer?
La lepra del Evangelio es física, pero hoy nos aqueja también una lepra espiritual, muchas llagas llenan el corazón del hombre alejado del Señor! Pidamos la sanación1
María Madre del Misericordioso ayúdanos a pedir la sanación!
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