Lucas 24, 45
En estos días posteriores a la Pascua, todavía asombrados, estamos igual que los discípulos. La muerte da miedo, la resurrección todavía más.La cruz de Jesús asusta, su alegría crea sospechas.
Y nuestra esperanza es tan chiquita como nuestra credulidad y fe.
Nuestras pequeñas cabezas no logran contener la esperanza.Tanta alegría, despierta sospechas y miedo.
Fue necesario que el Señor "abriera sus cabezas y sus corazones para que salieran a dar testimonio.
Nosotros también somos testigos de la Verdad y estamos llamados a proclamarla
.
Jesús resucitado, abre nuestra cabeza y nuestro corazón para que nuestra esperanza sea cada día mayor, y seamos testimonio de tu Amor!
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