" No tenemos más que 5 panes y dos pescados" Lucas 9,13
Hoy la Iglesia celebra el misterio más querido: La Eucaristía.
Este milagro de la multiplicación de los panes es un signo de la sensibilidad de Dios, que se compadece de la multitud y, de la liturgia de la palabra, pasa a la liturgia de las manos. Esas manos pobres de los apóstoles, que presentaron lo poco que tenían, cinco panes y dos pescados. Y Dios cuenta con ese "poco" nuestro para compartir y con nuestras manos para dar. Y allí está el milagro, en compartir lo que tenemos.
Y este Jesús, partido y entregado en la Eucaristía, es capaz de saciar el hambre del corazón y de la panza.
Estamos muchas veces, como la multitud, en el desierto de nuestra vida, cansados, sin fuerzas, con ganas de decir ¡basta! Y necesitamos alimentarnos para seguir,y la Eucaristía es alimento de caminantes!
Acerquémonos a la Comunión todas las veces que podamos, si no podemos, hagamos una comunión espiritual, y alimentados seguiremos el camino, con más fortaleza y alegría, porque ya no estamos solos y desnutridos.
Señor Jesús: Haz que compartiendo lo poco o lo mucho que tenemos, multipliquemos para todos, el pan de cada día.
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