sábado, 14 de mayo de 2016

Domingo de Pentecostés-rojo


“Jesús les dijo de nuevo:¡ La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.
                                          Juan 20, 23

                                           


 Juan (20,19-23), nos viene a decir que desde el mismo día en que Jesús resucitó de entre los muertos su comunicación con los discípulos se realizó por medio del Espíritu. El Espíritu que «insufló» en ellos les otorgaba discernimiento, alegría y poder para perdonar los pecados a todos los hombres.
 Pentecostés es como la representación de cómo la Iglesia, nacida de la Pascua, tiene que abrirse a todos los hombres.  La verdad es que el Espíritu del Señor estuvo presente en toda la Pascua y fue el auténtico artífice de la iglesia primitiva desde el primer día en que Jesús ya no estaba históricamente con ellos. Pero si estaba con ellos, y hoy, con nosotros.
Tal vez no lo vemos, pero sí lo podemos sentir, como cuando el viento mueve los trigales. Nos regala todos los dones, para que los podamos reflejar, transmitir y regalar a todos los que nos rodean.
                                                 


Ven Espíritu Santo, y llena con tu fuerza y con tu amor las corazones de tus fieles!!  




domingo, 8 de mayo de 2016

Ascención del Señor-Blanco

"Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y subió al cielo. los discípulos , que se habían postrado delante de Él,volvieron a Jerusalén con gran alegría. y permanecían continuamente en el Templo, alabando a Dios"
                        Lucas 24, 50


Luego de cuarenta días del misterio de la Resurrección, la Iglesia celebra un nuevo misterio de Fe: La Ascención de Jesús.
Al elevar su humanidad, nos eleva a nosotros, y como a los discípulos, su ascención es signo de esperanza y alegría. Cuando Dios entró en la historia, engendrado en María, la Virgen, Dios se "abajó a la condición de hombre, menos en el pecado, y en su ascención, también nos hará partícipes de su regreso al Padre.
Y aunque parezca un contrasentido , para "subir", debemos "bajar", si queremos ser los primeros, hacernos últimos, si queremos reinar, debemos servir; servir con amor, servir desinteresadamente, al prójimo, al hermano. Para lograrlo, pedimos:¡aumenta nuestra Fe!





Virgencita de Luján, cubre con tu manto de amor a nuestra Patria!

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