sábado, 6 de marzo de 2010

3er.domingo de Cuaresma


" Hace tres años que vengo a buscar frutos a esta higuera y nos los encuentro"
Lucas 13,7
El Señor nos ha regalado dones para que lleguemos a ser " su sueño".
Pero a pesar de eso, nosotros somos como esa higuera, seca y perezosa.
El amor de Dios es tan grande que siempre nos espera con paciencia.
Espera nuestra conversión. Y ésta, no se reduce a una buena condición interior, ni a un deseo de ser mejor. Debemos albergar en nuestro corazón, su palabra para fortalecer la tarea.Con la parábola de la higuera que no da frutos, Jesús nos enseña que Dios espera de nosotros, una respuesta libre, obras de amor de justicia y verdad, de lo contrario la conversión no es auténtica.
Reguemos nuestra tierra con oración, podemos las ramas secas del egoísmo , la envidia y todo lo que nos separa de Dios, fertilicemos la tierra con fe y esperanza, y retomemos el diálogo de amor con el Señor.




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