Domingo XI del Tiempo ordinario
"Y decía: El Reino de Dios es como un hombre que echa
la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la
semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma
produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la
espiga"
Marcos 4,26
Todos tenemos en el corazón una
semillita que Dios sembró al soñarnos. Solo tenemos que hacer simplemente bien
lo que nos toca hacer, el resto está en manos de la Divina Providencia.
Nuestra tarea ofrecida, nuestros
dolores y alegría entregadas a Dios, fructificarán en el terreno sembrado y
custodiado por Él. Nuestro corazón, iluminado por la palabra y regado por la
oración será cada día más rico,
porque es El Sembrador, el encargado de hacerlo crecer. Con mi pequeño trabajo,
el milagro aparece sin que yo me de cuenta
María Santísima, te pedimos que
intercedas por nuestra Patria!
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