sábado, 19 de septiembre de 2020

Domingo XXV del tiempo ordinario

 “El Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza…” (Mt 19, 1-3).




Hoy el Señor nos llama a trabajar. Trabajar por su Reino, evangelizar, llevando la buena nueva a todos los que podamos.
Algunos son llamados a primera hora, pero no por eso son privilegiados en su paga, sino en haber conocido antes el amor divino.
Otros son llamados un poco más tarde, y se apuran en cumplir con la tarea, para recibir el pago.
Y otros son llamados a último momento a trabajar en su viña. Enriquecen su vida y la de los demás. Su viña es la Iglesia. Y la moneda de pago es generosa para todos: es la vida eterna.
Todos tenemos trabajo, pues a trabajar! Sin mirar, ni comparar la tarea apostólica de los demás.



Virgencita, guía nuestra tarea pastoral para Gloria de tu Hijo!