“El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba
del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré
se convertirá en él, en manantial que brotará hasta la Vida eterna”.
Juan 4, 13
El encuentro del Señor con la Samaritana es un diálogo en la fe. A
los dos les preocupa el agua, y Jesús le explica cómo se puede remediar la sed
para siempre. La samaritana, como nosotros, pone sus objeciones, pero va
descubriendo al profeta y lo proclama. Cuando bebemos de esta agua eterna, y
descubrimos sus dones, podemos proclamar el amor inagotable que Dios nos tiene.
Virgen María protege a nuestra Patria!
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