domingo, 2 de marzo de 2014

8º domingo durante el año

" No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción".
                                                     Mateo 6,34

Jesús nos invita a despreocuparnos, o sea a un abandono sereno y confiado en las manos del Padre. Pero se nos hace difícil comprender la providencia de Dios, porque nuestra fe es chiquita. Ésto no quiere decir que tenemos que sentarnos a esperar que llueva el maná del cielo, sino en establecer prioridades, donde está mi tesoro, está mi corazón-
Pensemos en cuáles son nuestras seguridades: la salud?, el trabajo?, el dinero? el éxito? Nuestra única seguridad es el amor de Dios, lo que siempre permanece, con lo único que podemos contar.
Teniendo todo, e incluso demasiado, nos privamos de esa serenidad de la que puede gozar solo quien se fía  total y únicamente en Dios.

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