Como los hombres tristes y desilusionados que iban a Emaús, nosotros caminamos en nuestra vida. Los problemas, los dolores, las dificultades, y la falta de Fe , no nos permiten ver al Señor que camina a nuestro lado.
Los caminantes tuvieron la Gracia de reconocerlo y volver ha hacer el camino, en la noche con la alegría de la Resurrección, y anunciarlo a los demás. Cuando nosotros tenemos una experiencia de Dios,cambiamos, y en la noche de la desesperanza, nos ponemos otra vez en camino, sin miedos porque sabemos que Jesús siempre nos acompaña.
Pidamos a María, Madre del Señor, que aumente nuestra fe para que nunca más, nos sintamos solos!