" Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar, y construyó una torre de vigilancia Después lo arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos...
Mateo 21, 33-46
El dueño de la viña es Dios. La viña es el pueblo de Israel, ingrato e infiel, que mata a los enviados del dueño, e incluso a su hijo, Jesús, anticipando ya, su calvario y su Pasión.
Pero la viña, también podemos ser nosotros. El Señor nos ha regalado muchos dones para dar muchos frutos, tal vez debamos preguntarnos cómo está la viña de nuestro corazón y cómo son nuestros frutos.
Escuchamos la Palabra, vivimos los Sacramentos, sabemos toda la teoría en nuestro intelecto, pero, cuidamos la viña para dar buenos frutos? Todo lo que sabemos, lo llevamos al corazón? Actuamos según el amor recibido por Dios? Somos coherentes en nuestra vida diaria con nuestra proclamada Fe? 
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