domingo, 11 de septiembre de 2016

XXIV Domingo durante el año

"" Cuando todavía estaba lejos,, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: Padre pequé contra el cielo y contra ti, no merezco ser llamado hijo tuyo.Pero el padre dijo a sus servidores: Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo.. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado. Y comenzó la fiesta." 
                                           Lucas 15, 20





La imagen de la Misericordia se puede entender a través del arte, es Rembrand, quien la representa en esta pintura. Un hijo pobre y lastimado, hambriento y sucio, un padre que se alegra al verlo volver y festeja, un hermano vestido con lujo y celoso, que no comprende por qué.
Dios siempre nos espera cuando, arrepentidos queremos acercarnos a Él; sus manos nos envuelven con ternura y firmeza, nos viste de gala nuevamente, no nos hace reproches, nos devuelve la dignidad de hijos.
Cuantas veces en nuestra vida somos este pobre hijo! Y cuantas otras somos el hermano celoso.
Los católicos a veces, no llegamos a comprender como nosotros, que rezamos, meditamos, vamos a Misa, somos amados igual que ese pecador que vuelve;sin terminar de entender, el amor infinito de Dios. En este año de la Misericordia, el Señor, como siempre, busca la oveja perdida, la dragma perdida y recibe al hijo arrepentido.












Virgen Madre, guíanos siempre hacia la Misericordia de tu Hijo!