Lucas 10,4
Las mujeres recibieron a Jesús en su casa, y cada una a su manera. Una, Marta, atareada y ocupada, como nosotros, todos los días.
La otra se sentó a escuchar al Señor.
Nosotros tenemos un poco de cada una. A veces estamos muy ocupadas y sin tiempo para Dios; y otras veces nos dedicamos al Señor.
Qué generoso es Dios con nuestra libertad, nos permite ser y hacer, pero con ternura de padre, nos señala qué es lo importante y que nunca perderemos, la unión con Él y su palabra.
Virgen María, ruega por nosotros!
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