Los pasos de Jesús se van acercando a la Pascua, y hoy se muestra el celo de Jesús por la casa de su Padre. Echa a los mercaderes y anuncia ya, su muerte y resurrección en la explicación de que podía destruir el Templo y levantarlo en tres días. La fe nos permite entender sus palabras y creerle al Señor. La cruz, la muerte no tienen la última palabra. Que ir a su casa sea una fiesta, que recibir los Sacramentos sea una necesidad, que cuidar nuestra Iglesia sea signo de nuestro amor.
Virgen María, ilumina nuestro camino en esta Cuaresma, para compartir con los hermanos las cruces que cargaremos ayudados por tu Hijo Jesús.
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