domingo, 30 de marzo de 2014

4º domingo de cuaresma

"Al pasar vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: Maestro quien ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego? Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten  en él las obras de Dios"
                                                                      Juan 9, 1
Jesús nos habla de dos clases de cegueras, la del ciego de nacimiento, y la de los fariseos, que ven y no creen. Acercarnos al Señor nos da LA LUZ suficiente para ver en nuestro corazón, que es donde está la mayor ceguera y que abriéndolo al Señor , se puede curar.
La oscuridad, nos da miedo, nos hace andar a los tumbos, nos hace golpear una y otra vez; pero si nos acercamos a luz, como la hoguera que ilumina la noche de un campamento, se van los temores, la soledad, las alimañas y los malos pensamientos.
El Señor es LA LUZ, pidamos que ilumine este camino hacia la cuaresma, para que vivamos junto a Él la Pasión y la Resurrección a la que estamos invitados.


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