"Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como yo los he amado , ámense también ustedes los unos a los otros. En ésto reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros."
Juan 13, 34
Este amor que nos da Dios, no se parece mucho al amor que nosotros practicamos. Amamos en otra medida. El amor de Dios es gratuito y donativo. No espera nada, no hay trueque, no hay condiciones.
Y nosotros amamos al que nos ama, nos duele que no nos tengan en cuenta, nos gusta el agradecimiento y la reciprocidad. Y, sí, somos así. Nuestro ego necesita el reconocimiento y el aplauso; cuando logremos vaciar el corazón de nuestras "balanza" de dar y recibir, le daremos la oportunidad al Señor de llenarlo con su "balanza" personal, y sentiremos la paz de ser testimonio del amor gratuito, verdadero y total.
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