
¿cuál de los tres se portó como prójimo?...el que tuvo compasión de él"
En esta parábola se ve la misericordia y el amor de una manera muy clara. El que ve a un afligido y no siente indiferencia, sufre con él, se compadece, no acalla sus sentimientos y hace lo que está a su alcance para ayudar, consolar o curar, ha tenido un encuentro con Dios.
No es sólo la voluntad la que actúa; es la gracia de Dios en el corazón, es su regalo. Y lo recibimos por la fe en Cristo.
No tratemos de ser samaritanos si no estamos unidos a Dios. Cuando nosotros colocamos nuestra fe en Dios, Él mora en nosotros y su amor empieza a fluir por nosotros a los demás.
Así podremos amar a muchos, aún a aquél que me moleste o lastime. ¿Difícil no?
CON DIOS NADA ES IMPOSIBLE.
Ayudemos a todo aquél que lo necesite viendo a Cristo en cada uno de ellos.