domingo, 1 de mayo de 2011

2º Domingo de Pascua



" En adelante no sea incrédulo, sino hombre de fe." Tomás respondió:"¡ Señor mío y Dios mío!"


Juan 20, 27




El relato de Tomás , nos refleja como seres limitados a nuestros sentidos.Si no vemos o tocamos, no creemos. Y didácticamente, el Maestro se muestra, y se deja tocar para que crea en Él.

No alcanzaron los signos y los milagros.¡ qué duro es el corazón! Tomás creyó luego de poner su mano en las llagas del Señor. Mi fe existe a pesar de no ver o tocar?

Dios nos ha llamado por nuestro nombre, no lo hemos reconocido, solo la unión con Él a través de la oración, los sacramentos, nos permitirán descubrirlo en el hermano, y transmitir la Buena Nueva.

Y una vez "mirados" por Él, transformado el corazón, podemos dar amor concreto, que se pueda palpar, y decir: "¡Señor mío y Dios mío!"

Señor que tengamos una mirada atenta, una palabra consoladora,una mano que modifique la realidad dura y triste de nuestro hermano.



¡Señor acrecienta mi fe!