domingo, 15 de febrero de 2015

6º domingo del tiempo ordinario

"Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: Si quieres, puedes purificarme". Jesús, conmovido , extendió la mano y lo tocó diciendo: lo quiero, queda purificado. Enseguida la lepra desapareció y quedó purificado."
                                                                     Marcos 1,40


Cuando vemos nuestras faltas, y cuando no las vemos también, estamos como el leproso. Marginado, lastimado,enfermo. Solo basta un llamado a Jesús para que nos cure. Ese llamado nos brota del corazón cuando ya no tenemos fuerzas para seguir con tantos dolores.¡ Cuánto más fácil sería tener a Jesús, como nuestro intimo amigo que siempre está, y contar siempre con Él en nuestras enfermedades, tanto del cuerpo como del alma!

Virgen María, Nuestra Sra. de Lourdes, llévanos de la mano hacia Jesús, nuestro amigo, nuestro médico, nuestro amor!




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