Juan 20 19-23
El Espíritu Santo, como una suave brisa, como un fuego profundo, se manifestó y abrió el entendimiento de los Apóstoles y los llenó de fortaleza para la misión.
Todos recibimos este Espíritu para poder discernir el camino verdadero y justo, nos ayuda a caminar por la senda correcta y renacer a la Gracia. No lo vemos pero podemos sentirlo, como el viento que mueve los sembrados.El amor inmenso del Padre al Hijo, y el amor inmenso del Hijo al Padre, es el Espíritu Santo. Nace la Iglesia.Cada uno de nosotros somos esa Iglesia. Este espíritu nos vivifica y nos da la fuerza divina, nos hace sentir hijos del Padre , portadores de la buena noticia, y debemos anunciarla con nuestra vida.
Señor envía tu Espíritu!
Virgen María, reza por nosotros!
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