Domingo XXIII durante el año-verde

"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.  El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo".
                                                         Lucas 14 26

Muchas veces, se dice : Dios me mandó esta cruz". Dios NO MANDA CRUCES. Él nos creó para la felicidad; es la libertad de cada hombre, la vida, lo que nos provoca dolor, tristeza, muerte.
Llamamos cruz a esa enfermedad, pérdida, preocupación, dolor, que nos toca en la familia, entre amigos y solo aceptando la realidad, y abrazando al Señor, podemos levantarnos cada mañana.
 Por lo tanto, el primer amor, el más grande es para el Señor, y en ese amor, podemos amar a todos los que nos rodean. Aceptar nuestras diferencias, aún en la familia, solo es posible  respetando, escuchando, comprendiendo,ayudando y solo lo podemos lograr con un amor que viene de la Gracia de Jesús.

¡Virgen María, madre del Amor, ayúdanos a aceptar y llevar nuestras cruces !

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