IV Domingo de Cuaresma

"Es justo que haya fiesta y alegrìa porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".
                                      Lucas 15,32

La parábola del hijo pródigo, refleja todo lo que puede albergar nuestro corazón. A veces somos como el hermano que se aleja y se pierde, y otras veces somos el hermano que no conoce al padre, junto al que ha estado toda la vida.
La Misericordia de padre, que nos resulta difìcil de entender, es como la misericordia de Dios, nuestro Padre. Siempre espera nuestro regreso, no hace reproches, festeja nuestra vuelta y nos recibe con una fiesta.Hoy como nunca, Dios se rebela loco de amor por sus hijos, nosotros, y nos enseña a no juzgar el pasado, sino a soñar el futuro.

Virgen María, prepara nuestro corazón para amar como Dios nos ama!

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