IV Domingo de Cuaresma

"Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.Después que dijo ésto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole:Ve a lavarte a la piscina de Siloé, que significa enviado.El cielo fue, se lavó y, al regresar, ya veía.
                                                                  Juan 9,5

El milagro de la curación del ciego, nos hace pensar en nuestras cegueras.
Lo que no nos gusta, lo que nos falta, lo que no queremos ver.
A veces, vivimos en la oscuridad de la ceguera, y caminamos a los tumbos, sin rumbo.
La cercanía con Jesús, nos va aclarando la visión y nos permite ver otras realidades, y el mundo visto a través de su mirada es diferente. Se tiñe de comprensión y caridad.
El Señor es la luz, y con ella, veremos mejor, este mundo loco, sin tantos prejuicios y con amor verdadero.

Virgen María, que podamos ver, con la mirada de tu Hijo!

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