sábado, 29 de enero de 2022

Domingo IV del tiempo ordinario

 

Entonces comenzó a decirles: hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír. Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. No es éste el hijo de José? Pero él les respondió: sin duda ustedes me citarán el refrán: médico cúrate a ti mismo. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm. Después agregó: Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
 Lucas 4, 21-30

 Jesús proclama en la sinagoga la llegada del Mesías, pero la incredulidad es lo que recibe, nadie podía creer que el " hijo de este pueblo" sea Dios, un Dios tan cercano. Y esto nos pasa muchas veces a los que deseamos transmitir el amor de Dios en nuestro entorno. Familia, compañeros de trabajo o estudios, no creen en lo que nosotros creemos y sentimos. No creen en nuestra fe. Que es un don que se nos regala y que debemos pedir. Por eso la tarea del cristiano es transmitir con nuestro accionar. El amor a Dios y el amor al que está próximo. Se puede lograr, transmitiendo el amor recibido gratuitamente. Hay que pedirlo, hay que sentirlo, vivirlo y regalarlo.


Virgen María, Madre del Salvador, guíanos hacia Él!



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