"La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, le tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos."
Marcos 1, 30
Jesús cura el cuerpo y el alma, para eso ha venido. Y cuando Él se nos presenta, no tenemos otra cosa que hacer que levantarnos y empezar a caminar hacia el otro.
Expulsa los demonios y toda la gente lo quiere ver. Pero Él se retira a orar y sigue recorriendo pueblos.
Nunca va a caer en la tentación del éxito o la vanagloria, tan comunes en el hombre.
Señor, ayúdanos a ver los demonios que llevamos en el corazón, la tristeza, la soberbia, el orgullo, la envidia o el egoísmo, para que no nos dominen, y podamos vivir en plenitud, como Tú lo quieres.
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