Marcos 9, 38
A veces en la Iglesia hay grupos que se encierran en sí mismos, creyéndose más fieles a Jesús que los demás, mirando por sobre el hombre a otros menos formados o los que no piensan como ellos.
La acción de Dios no la puede encerrar nadie dentro de un grupo o movimiento, el Espíritu Santo sopla dónde o sobre quien quiere, y Dios a puesto en el corazón del hombre los deseos de justicia, paz y libertad.El cristiano no puede impedir que los no creyentes en Cristo, actúen con principios cristianos, al contrario, debe alegrarse y unirse para dar a conocer todo el amor del Señor por sus hijos, y trabajar juntos para evitar la intolerancia.
Señor: has nuestro corazón semejante al tuyo!
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