lunes, 7 de septiembre de 2015

18 de Octubre-Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

"Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que aquellos a quienes se consideran gobernante, dominan las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así.. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud."
                                                 Marcos 10-43






La grandeza no se mide por el poder que se tiene, el rango que se ocupa o los títulos que se ostentan. Quien ambiciona estas cosas, en la Iglesia de Jesús, no se hace más grande sino más insignificante y pobre. En realidad, es un estorbo es un falso cristiano. Le falta un rasgo básico para ser seguidor de Jesús. En la Iglesia todos hemos de ser servidores(as). Nos hemos de colocar en la comunidad cristiana, no desde arriba, desde la superioridad, el poder o el protagonismo interesado, sino desde abajo, desde la disponibilidad, el servicio y la ayuda a los demás. Nuestro ejemplo es Jesús. No vivió nunca «para ser servido, sino para servir». Éste es el mejor y más admirable resumen de lo que fue él: SERVIR.


Señor, ayúdanos a vivir sin buscar reconocimiento de los demás, evitando toda tentación de poder y de dominio. Solo así seremos capaces de entregarnos con amor al servicio de tus preferidos, los empobrecidos y necesitados de nuestra sociedad. 

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